Queridos,
la Navidad del Hijo de Dios está a las puertas, como cristianos y como hijos espirituales de san Pío de Pietrelcina, estamos llamados a reaccionar contra la tendencia desacralizante
que busca vaciar a la Navidad del Señor de su verdadero significado convirtiéndola en una fiesta vacía y sin sentido. Aceptamos a Papá Noel, el árbol de navidad, los regalos, el pan dulce y el espumante, el turrón y los regalos, pero no olvidemos lo esencial:” La Navidad es, en primer lugar y sobretodo el nacimiento del Hijo de Dios, que se hizo hombre en el seno de la Virgen María, ha nacido en Belén por amor a nosotros para salvarnos con su obediencia al Padre hasta la muerte y muerte de cruz”. Todo el resto es coreografía, folclore, contorno.
En la Escuela del Padre Pío de Pietrelcina redescubrimos la capacidad del asombro delante de un misterio inefable e insondable ¡ que nos supera y qu toda una vida no sería suficiente para llegar a comprenderlo!. El Padre Pío vivía el tiempo de Navidad con verdadera participación interior, se conmovía hasta las lágrimas ante el Niñito, lo apretaba en sus brazos con indecible afecto y emoción. No quitemos los ojos del Niño Jesús, tengamos siempre ante los ojos de la mente y del corazón su pobreza y humildad, su amor por nosotros su hacerse cercano a cada hombre para compartir en todo su vida y para salvarlo desde a dentro. Al mirar al Niñito de Belén recordemos que es Dios!
Queridos todos: arreglemos con gusto los pesebres de nuestros hogares, de la parroquia y, allí donde sea posible, también en las escuelas. Eduquemos a nuestros niños a reconocer el verdadero significado de la Navidad y el de su signo más vivo y más elocuente: el Niño Jesús acostado en un pesebre junto a María y José.
Dispongámonos a celebrar la Santa Navidad en oración escuchando en forma asidua y fecunda de la Palabra de Dios. Acerquémonos con gusto al sacramento de la penitencia, para purificar nuestro corazón de todos los pecados que corrompen y comprometen nuestra comunión plena con Dios y con nuestros hermanos en la Iglesia. Escuchemos , con bien dispuestos , la voz de nuestros pastores: el Papa, los Obispos, los sacerdotes… que nos instruyen sobre el verdadero significado de la Navidad y la solidaridad hacia los hermanos más necesitados. Participemos de la Eucaristía, misterio inefable del amor de Dios, con el mismo espíritu que animaba a San Francisco y al Padre Pío, los cuales veían en este sacramento una prolongación de la Encarnación del Hijo de Dios que se hace pan para la vida del mundo y que viene a habitar entre nosotros.
Queridos hermanos: de mi parte y de todo el Centro de los Grupos de Oración del Padre Pío de San Giovanni Rotondo, les envío a todos y a cada uno de ustedes los mejores augurios por una feliz y Santa Navidad y un Año Nuevo fecundo en el Espíritu, rico en todas las gracias y bendiciones del Cielo. Que el Padre Pío infunda en cada uno de nosotros su santo amor por el misterio de la Encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios para que podamos acogerlo,como él, con un corazón renovado y lleno de alegría en nuestra vida dando testimonio a un mundo distraído y superficial, pero tan necesitado de amor y de luz.
¡ Felicidades a todos!!
Fray Carlo Maria Laborde capuchino. Secretario General de los Grupos de Oración
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