Domingo Infraoctava de Navidad: Fiesta de la Sagrada Familia de Jesus, Maria y Jose

Gotas de Paz – 579       Capivari de Baixo, 27 de diciembre de 2013

“José se levantó, tomó al niño y a su madre…” Mt 2,14
 
 

           Hoy queremos con la Iglesia meditar sobre la Sagrada Familia de Nazaret. Somos invitados a mirar atentamente a José, María y Jesús y buscar en ellos la fuerza para santificar también nuestras familias.

           La familia es, sin dudas, el núcleo fundamental de toda la sociedad. Nos enseña la sociología que nosotros no nacemos humanos, sino que nos humanizamos, conforme entramos dentro de una cultura. Y es la familia que tiene la noble misión de humanizarnos. Cuando nacemos ni un nombre tenemos. Somos completamente indefensos, no tenemos hábitos alimenticios, no hablamos, no conocemos gestos, no imaginamos que son los valores, no somos capaces de distinguir lo saludable de lo peligroso, esto es, necesitamos de una ‘escuela’ que nos haga capaces de vivir en el mundo. Y esta ‘escuela’ es naturalmente la familia.

          Es la familia la que nos debe proteger y darnos condiciones de crecer. Es la familia que nos regala un lenguaje, y ¡que fiesta! cuando se dice las primeras palabras. Es la familia que despacito, con mucha atención y tenacidad, debe capacitarnos a elegir entre el bien y el mal, hablándonos y corrigiéndonos. Es la familia que nos debe enseñar a amar a Dios y estar atento a su voluntad. Es la familia la que nos debe hacer amar los valores y refutar los errores, pues es en casa que aprendemos a ser honestos, trabajadores, serviciales, auténticos, sinceros...

          Por todo lo que significa la familia, la grandeza de su misión, el mundo está buscado de todos los modos destruirla. Al mundo no le interesan personas bien formadas, capaces de decisión, que sepan la diferencia entre algo realmente bueno y una propaganda engañosa. El mundo, por sus intereses, desea personas frágiles, fáciles de ser manipuladas, confusas en sus opciones, y que no sepan bien la diferencia entre lo cierto y lo equivocado... y la mejor forma de llegar a este perfil es destruyendo la familia. Por eso con muchas telenovelas, con películas y con músicas, los medios de comunicación desde muchos años están bombardeando los hogares con nuevas teorías:

- el divorcio se transformó en la mejor alternativa cuando se encuentra alguna pequeña diferencia,

- los padres no deben tener autoridad sobre los hijos,

- la escuela es quien debe ‘educar’,

- la religión es algo que los hijos deben decidir cuando sean grandes,

- rezar en familia es ridículo,

- la fidelidad es una cosa romántica, pero ya fuera de moda,

- no existen más tradiciones familiares, lo importante es que cada uno se divierta y se sienta bien,

- la regla para todo es la comodidad, se hace lo que es más cómodo, no lo que es más justo...

y así nace una generación que ‘está como al diablo le gusta’, presa fácil de los inescrupulosos que mantienen el narcotráfico, la industria pornográfica, las marcas de la moda, los esquemas de corrupción, los promotores de un mundo desechable, en que hasta las personas tienen esta característica.

          En la fuerza de la Navidad, nuestras familias cristianas son invitadas a resistir a este modelo deshumano que está degenerando la sociedad. Somos invitados  a mirar atentamente a Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazaret, y nadar contra la corriente, fundando hogares auténticos, verdaderamente formadores de hombres y mujeres capaces de ser humanos.         Esto es posible, aunque difícil. Cada día más la fe nos exige una postura firme, de no dejarse llevar en la ola del mundo.

         Si tú eres un padre, inspírate a san José. Si tú eres una madre, inspírate a María. Entra en su escuela, ayuda a tus hijos a crecer en sabiduría, en estatura y en gracia. Un hijo crece no solamente con comida y cosas materiales, pero principalmente con buen ejemplo, con ternura, con experiencia de fe, con autoridad que enseña los limites... el corazón humano, al igual que la tierra, no se queda vacío, o nosotros sembramos cosas buenas y las cuidamos para que puedan crecer,  o por sí solo, nacen las malezas y crecen con mucho vigor.


         Que la Sagrada Familia de Nazaret nos ayude a crear sagradas familias en nuestros hogares.
 
El Señor te bendiga y te guarde,
    El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
         El Señor vuelva su mirada cariñosa y te de la PAZ.
    
                                                  Hno. Mariosvaldo Florentino, capuchino


 

LA GRUTA DE LA NATIVIDAD EN BELÉN, TIERRA SANTA.

 
 San Lucas nos narra en su Evangelio que la Virgen María al dar a luz a su Hijo lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no tenían sito en  el  albergue. (Cf.  Lc.  2,  7)  La  palabra  para ¨albergue¨ en griego es Katàlyma y es la que utiliza San Lucas en su Evangelio. Esta palabra indica una habitación superior lo cual nos indica una casa. Si José viaja hasta Belén a causa del censo decretado por Au- gusto, era lógico que tuviese algún pariente o familiar que le podía recibir. Ahora bien, en aquella época mu- chas personas construían sus casas sobre cuevas que aprovechaban para convertirlas en otras dependencias como almacenes, habitaciones y establos. Por otro lado la cantidad de gente llegada por el censo a la casa, el estado de embarazo de María y su parto hacían que tuviesen que elegir otro lugar para el alumbramiento de la Virgen. Así pues, José y María, dándose cuenta de la situación local y después de haber renunciado por elección y por la fuerza de las circunstancias a la habi- tación superior (= Katàlyma) de la casa, se retiraron a una de las "grutas-almacenes" de la habitación, preci- samente a aquella que, teniendo el acceso externo independiente y dando al este, estaba destinada y adaptada para el animalito de casa.

Vista interior del fondo de la gruta de la Natividad; la puerta a la izquier- da conecta con otras grutas debajo de la Parroquia Católica de Belén

En las dilaciones del censo y en espera del alegre suceso, José tuvo tiempo y modo para arreglar todo bien, incluso el pesebre; que no era una simple cueva, sino un sistema de grutas, que, queriendo, podían co- municar con la habitación superior. Por tanto hay trabajo para José: limpieza y arreglos, algún madero para formar un ángulo reservado, primero para María y luego para él, un lugar seco y fresco para conservar las provisiones alimenticias; el agua de la cisterna estaba allí cerca; en suma, un arreglo decente, en una típica gruta palestina, pero junto a una casa, donde quedarse sin problemas aquel par de meses de la "separación ritual" requeridos para la perfecta observancia de la Ley judía. S. Jo hizo todo este trabajo con habili- dad de artesano, propia de él y con la mente fija en el doble Misterio que él, cabeza de familia investido expresamente por el Cielo para tan grave misión, no sólo debía guardar, sino también defender de toda curiosidad humana, con la discreción del justo y el tacto del descendiente real.

 


Pesebre de Belén, tallado en la roca, Lugar donde María recostó al niño Jesús

 Gruta-establo: en la que no faltaba un elemento característico de tales cuevas utilizadas fácilmente para animales: el pesebre, tallado generalmente en la roca viva, en Belén particularmente tierna y fácil de trabajar, de forma rectangular, aunque los hay también cuadrados para las ovejas, en cuyo hueco se metía lo que en Palestina se da a las bestias: no heno, que no hay, sino paja con un poco de ceba- da. Esta es la tradicional Cuna del Niño Jesús: éste es el Pesebre (griego fátne, latín praesepium,) en cuya concavidad, en forma de cuna, María colocó al Niño, envuelto en pañales (Lc 2,7). Pesebre para nosotros tan querido; para S. Jerónimo donde reso- naban los divinos gemidos; para S. Francisco de Asís inspirador de la sagrada representación que caracteriza los "Belenes" de occidente desde aquella lejana Navidad de Greccio.

La gruta que se venera bajo la basílica de Belén no concuerda en nada con la que acabamos de describir. La adaptación al culto la ha transformado por completo. Sus altares actuales, lámparas, corti- najes, revestimiento de rmol, cuadros, candele- ros... la hacen irreconocible, pero no pierde por eso su poder de sugestión ni su santidad.

Situada bajo el presbiterio de la basílica, a tres metros de desnivel, se baja a ella por una escalina- ta. Ya San Justino en el siglo II decía: ¨En Belén está la gruta donde Jesús ha nacido y el establo que le sirvió de cuna. Cristo, al que yo amo, nació aquí hace sólo 150 años¨.

Esta gruta del Nacimiento y del pesebre donde nació Jesús fue identificada gracias a los cristianos parientes y familiares del Señor después de su resurrección. Sin embargo la gruta de la Natividad en Belén fue profana- da al igual que Santo Sepulcro de Jerusalén. El cristia- nismo en la Tierra Santa desde su nacimiento hasta la paz de Constantino, durante sus tres primeros siglos tuvo que sufrir a causa de las persecuciones promovi- das por los emperadores de Roma desde Nerón hasta Diocleciano.

La pequeña comunidad judío-cristiana tuvo que huir a Pella, localidad situada en el valle del Jordán. El empe- rador Vespasiano, y sobre todo Domiciliano, temiendo sublevaciones en Tierra Santa, ordenaron la detención de todos los descendientes de la familia de David. Fue- ron presentados a los tribunales diversos parientes de Cristo,  sencillos  labradores  residentes  en  Nazaret  y otras ciudades de Galilea. La veneración de que eran objeto por sus compatriotas por pertenecer a la paren- tela de Cristo, fue extraordinaria en Simeón, obispo de Jerusalén, que murió crucificado en el año 107, acusa- do de ser descendiente de David.

 
Vista interior de la santa Gruta del Nacimiento de Cristo

Así se llega hasta Adriano, uno de los períodos más duros de la Iglesia, por tener que sufrir inocentemente. Adriano romanizó los lugares santos judíos como el Templo, y los cristianos como el Calvario y el Santo Sepulcro. Quedaron sepultados bajo bellos monumen- tos. Sobre la gruta  de la Natividad de Cristo, hacia el año 135 había construido un templo al dios Adonis para borrar la memoria del nacimiento de Jesús. San Jeróni- mo, conocedor de la historia de Belén porque vivió du- rante 33 años junto a la santa gruta, habla de esta pro- fanación en su época. Con esto Adriano intentó quitar- les la fe a los cristianos en la Resurrección y en la Cruz, pero, no lo consiguió. He aquí el  testimonio de Orígenes (+254), padre de la Iglesia, siglo III ¨Esta gruta es bien conocida entre los extraños de nuestra fe y es amada y venerada por los cristianos pues en ella vio Jesús la luz¨
Mientras los cristianos de Oriente sufrían persecu- ción, en otras provincias del imperio romano como las de Francia, Inglaterra y España gozaban de una paz envidiable, debido al gobierno benigno de Constancio Cloro, casado con una mujer cristiana, Santa Elena, la madre de Constantino. Fueron estos dos personajes, madre e hijo, quienes otorgaron la paz definitiva a la Iglesia y, como prueba de esta reconciliación del impe- rio con los cristianos, construyeron sobre la gruta de Belén, el Calvario y el Santo Sepulcro majestuosas basílicas en testimonio de su fe en Cristo.
Sin embargo, en el siglo VI, la basílica de Belén des- apareció casi sin dejar ninguna huella. En el siglo VII, el emperador Justiniano dio la orden de demoler la pequeña iglesia de Belén, y de construir una iglesia espléndida, grande y hermosa, de manera que ni en Jerusalén hubiera otra tan bella. Justiniano fue un gran restaurador, y es una lástima que hoy no podamos verificar todas aquellas maravillas. Despojada de la brillantez de los bizantinos y de los cruzados, esta es la basílica que se nos presenta hoy en la ciudad de Belén.

 
Estrella de plata debajo del altar ortodoxo griego que indica el lugar del nacimiento de Jesús
 
En la Gruta de la Natividad en Belén hoy día existe una Estrella de plata que indica el lugar donde la Virgen María dio a luz a Jesús. Esta estrella fue colocada por los Franciscanos el año 1717 y lleva la siguiente ins- cripción en latín:¨HIC DE VIRGINE MARIA IESUS CHRISTUS NATUS EST¨ + 1717+ Que traducido es: ¨AQUÍ, DE LA VIRGEN MARÍA, NACIÓ JESUCRISTO¨ Los peregrinos al llegar a este lugar besan la estrella en señal de veneración del lugar donde Nació nuestro Salvador como lo testimoniaba ya  otro padre de la Iglesia, San Sofronio en el siglo VII: En la gruta donde la Virgen María, reina del universo, dio a luz al Salva- dor de los hombres, yo apo mi frente y mi boca en el suelo donde reposó Cristo para recibir su bendición.
 
En esta gruta se encontraba la Virgen María con el Niño Jesús cuando llegaron los Magos de oriente. Nos dice San Justino de Nablús, mártir del siglo II en su obra Diálogo con Trifón: "Habiendo nacido entonces el Niño en Belén, porque Jo no tenía en aquella aldea (kóme) donde alojarse, se alojó en una cierta gruta (spélaio) cercana a la aldea, y entonces, estando ellos allí, María dio a luz a Cristo y lo puso en un Pesebre, donde fue encontrado por los Magos provenientes de Arabia".
 
Vista del altar católico frente al pesebre de Belén dedicado a la adoración de los Santos Reyes Magos
En memoria de esta Santa Gruta venerada por los cristianos en Tierra Santa hemos realizado en nuestra Parroquia Santuario Protomartires de la Inmaculada Concepcion una vez más la réplica de la Gruta Belén representando en ella la escena del Nacimiento de Jesus. La misma permanecera expuesta hasta el dia 2 de febrero de 2014, Fiesta de la Presentacion del Niño Jesus en el templo.
 
Replica de la Gruta de la Natividad en la Ermita de Espinar
 
Esperamos que esta reseña les ayuden a apreciarla y a viajar espiritualmente hasta el lugar santo donde nació nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen María.
Feliz y Santa Navidad 2013 y
Bendiciones para el nuevo año 2014
 
POR: FRAY LUIS O. PADILLA CRUZ, OFMCAP